Capítulo 783
Capítulo 783
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Capítulo 783
Lo que ella queria era que desapareciera por completo de su vida.
Aunque las pruebas presentadas por Rodrigo no son pruebas directas, son pruebas indirectas, pero
bastante sólidas.
El supuesto “incidente de la infiel” se ha vuelto complicado y confuso.
Afortunadamente, en este momento solo están presentes las personas de las familias Hernández y Rodriguez esta noche. Si estos asuntos se revelaran frente a extraños o los medios de comunicación, la
reputación de Jimena se arruinaria por completo.
Es porque es su hermano mayor, y no puede hacerle daño.,
Viendo que la tensión no disminuía y Rodrigo no estaba dispuesto a ceder en este asunto, Mateo tuvo
que retirarse primero y volver a casa para entender completamente los detalles de todo este lio.
-Rodrigo, Jimena, ambos vengan conmigo primero–dijo Mateo mientras se levantaba apoyándose en
su bastón.
-Señor Rodriguez, ¿se va asi? ¿Ya, han resuelto los asuntos matrimoniales de su nieta? – Una voz suave
y sonriente llegó cuando Clara bajó las escaleras con una sonrisa radiante, caminando con elegancia y
gracia. Era como si la mansión de la familia Hernández fuera su villa Hermosa, superando con creces a
Ema, la verdadera dueña.
Ema, volvió a ponerse más horrible que de costumbre.
-¡Ah…! la señorita Clara nos honra con su maravillosa presencia esta noche, y además es una antigual
conocida antigua del señor Hernández. Seguramente tienen mucho de qué hablar. No queremos
interrumpirlos–dijo Mateo con una expresión algo incómoda, después de todo, la aparición repentina de Clara realmente arruinó sus planes.
Oh, señor Rodriguez, no me malinterprete. No tengo nada que decirle al señor Hernández. Lo que pasó
antes. solo considérelo como un arranque de locura de su parte, Despues de todo, durante los tres años en que fui su esposa, nunca entendi lo que estaba pensando en realidad–dijo Clara.
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Mateo no dijo nada en absoluto.
Ciara admitic abiertamente que fue su esposa. Su franqueza dejó al viejo sin palabras que decir
mamemo, Alejandro cu acerca desde atrás y escucho con mélancolla sus palabras, con una
¡Dios mio, en serio se volvió loco!
¿Significa que, para mejorar un poco ante los ojos de esta mujer, tendrá que esperar hasta la próxima
vida?
Señora Hernández, ¿podemos hablar? -Clara miró friamente a Ema.
Lo siento, señorita Clara, ya es tarde y necesito descansar. No tengo tiempo para charlas casuales contigo. Lo dejaremos para otro día- respondió Ema con obvia hostilidad en su tono de voz.
-Quizás tú no tengas tiempo, pero yo sí. Estoy muy libre–dijo Clara mientras levantaba ligereza las cejas y sonreía con las manos en la cintura. -La noche es larga y podemos hablar de nuestros rencores hasta
que amanezca. Estoy dispuesta a acompañarte.
-Estoy envejeciendo y por lo tanto no puedo acompañarte. ¡Por favor, vete! -Ema mostró una expresión sombría y su actitud se volvió firme y tajante.
Tanto Alejandro como Rodrigo cambiaron su expresión facial y apretaron sus puños.
En cuanto a lo de Clara siendo intimidada, ambos tenían la misma actitud. Podrían no estar de acuerdo
en muchas cosas, pero si la ven siendo maltratada, ¡definitivamente no lo permitirían!
-Inicialmente, solo quería hablar contigo a solas, después de todo, los asuntos familiares no deben ser divulgados. Pero si actúas de esta manera tan infantil, no esperes que te tenga consideración–dijo Clara mientras su sonrisa se convertía gradualmente en una hoja muy filosa. Su voz era helada y penetrante. – En la última fiesta de cumpleaños, mi tía Luz fue atacada por un asaltante. ¿No tienes nada que ver con
eso, señora Ema?
Todos se sorprendieron y miraron a Ema al mismo tiempo.
Los miembros de la familia Rodríguez ya estaban a punto de retirarse, pero al escuchar esto, todos se detuvieron y prestaron gran atención con los oidos de punta.
-Señorita Clara, aunque te agradezco, pero no tienes que insultarme de esta manera, ¿verdad? -El corazón de Ema latía muy rápido y sus palmas sudaban profusamente, pero tenia que fingir calma.
Está bien, está bien. Entonces, lo diré de otra forma–Clara sonrió de nuevo, su sonrisa se volvió aliciosa y casi hizo que Ema estallara de Ira. -Ese malhechor que intentó atacar a mi tía Luz y terminó hirlendo gravemente al señor Hernández, es alguien que conoces muy bien, señora Ema?