Capítulo 39
Capítulo 39
Capítulo 39
En un privado chale lujoso en la montaña. Elias recibió una llamada de su abuela. Ya que su adorado so brino iba a regresar, le pidió a Elías que se diera un tiempo para recogerlo mañana y que almorzaran en la residencia de los Palomares después. Elias estuvo de acuerd o. Después, le pidió a su asistente que le enviara la información del vuelo de Miguel y miró que debería recogerlo a las 10:00 de la mañana.
Ese fin de semana, Anastasia acompañada de su hijo fueron a desayunar a un restaurante fuera a las 8:30 de la mañana. Después de ver la hora, se dirigió en dirección al aeropuerto a su propio ritmo. Des pués, decidió buscar una cafetería para pasar el tiempo en el aeropuerto. A las 9:30 de la mañana, Anas tasia acompaño a su hijo a mirar a los aviones despegar en los grandes ventanales. Finalmente, a las 9: 50 de la mañana, dirigió a su hijo a la sección de llegadas del aeropuerto, pero ya estaba lleno de perso nas esperando a sus seres queridos. Sosteniendo la mano de su hijo, esperó en un espacio libre a lado de las llegadas. Los viajeros finalmente salieron uno tras otro.
En medio de la multitud estaba una figura deslumbrante que pronto se abrió camino de entre las person as. El hombre vestía una camisa azul y pantalones casuales mientras que un par de lentes de sol estaban posados sobre su gru eso cabello. Sus rasgos faciales eran atractivos y encantadores, estaba rodeado por un aura superior. D e hecho, era más llamativo que las celebridades.
–iSeñor Miguel!– Alejandro corrió hacia él mientras Anastasia también se apresuró a acercarse.
Miguel inmediatamente apartó su carrito a un lado, después se puso en cuclillas y abrazo al pequeñin. – iHola, amigo! ¿Me extrañaste?
—¡Sí! iSi lo hice! – Alejandro asintió con la cabeza.NôvelDrama.Org: text © owner.
— También te extrañe. – Después de hablar, Miguel cargó al pequeñin para ponerlo en el carrito y con firmeza lo empujó hacia An astasia, que también le sonrió mientras esperaba a que viniera.
En ese momento, a la entrada de otro pasillo, una figura atractiva y madura rápidamente entró con su as istente Ray. Elías llego tarde, sin embargo, al instante miró a Miguel a primera vista y también miró una f igura delgada al igual que al pequeñin sentado en el carrito al mismo tiempo. Resultó que Anastasia también estaba aquí. Justo cuando Elías decidió acercar se hacia allá, miró a Miguel abrazando fuertemente a Anastasia. Al ver eso, se detuvo de la nada entre la multitud a 10 metros de distancia. Sus pupilas se encogieron mientras cont inuaba mirando a la pareja quienes estaban en un estrecho abrazo. En ese momento, su mente estaba lleno con pensamientos extremadamente complicados.
––Presidente Palomares, iseguimos avanzando?– Preguntó Ray.
Elias miró a la pareja aún abrazados con indiferencia, su hermoso rostro un poco molesto.
—Parece que no necesita que lo recojamos después de todo. iRegresemos! – Elías no esperó a que Ray reaccionara antes de girarse e irse. La espalda de su figura parecía emanar una furia en ese momento
Anastasia, que de la nada fue abrazada por Miguel, se congeló por unos segundos antes de palmear en la espalda al hombre que la abrazaba fuertemente. –Suficiente. Me has aplastado por
Miguel sonrió. ––iTe he extrañado! ¿Cómo puedes entender eso sin que te abrace?
—Está bien, Vámonos! – le dijo.
Así, el grupo de tres salió del aeropuerto. El no dejó que nadie de su familia viniera a recogerlo y ya que ella había tomado un taxi para llegar ahi, solo podían esperar por un taxi. En ese momento, un automóvi l negro llegó y la persona dentro era el chofer de Elias.
––Joven Miguel, por favor entre al auto.
–—I Hola Leonardo!, ¿Por qué estás aquí?–preguntó Miguel con sorpresa,
:– El joven Elias me pidió que vinera por usted explicó Leonardo mientras salia del auto, después rápidame
En un auto atrás, Elias, que aún no se había ido, se sentó mientras miraba a la persona frente al Elías m
–Presidente Palomares, parece que el joven Miguel y la señorita Torres tienen una buena relación — comentó Ray.
–– Regresa a la residencia Palomares –– ordeno Elias.